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El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
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El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
Viajamos al pueblo de Ogimi, en el archipiélago japonés de Okinawa, que registra la mayor concentración del mundo de ancianos con más de 100 años. Una sabia mezcla de vida activa y comida sana:
"Shangri-La, cuyos habitantes tienen cientos de años, es una invención del escritor británico James Milton (1900-1954) en su novela de 1933 Horizontes perdidos. Pero el pueblo japonés de Ogimi es quizá el lugar real que más se parece a ese paraíso, con la mayor concentración de centenarios del mundo, que gozan de buena salud y viven en un clima subtropical de vegetación exuberante frente a las aguas que adquieren tonos turquesas en esa zona del océano Pacífico que baña sus playas.
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Matsu Taira se despierta cada mañana a las seis, se asea, desayuna, arregla la casa y hasta el mediodía trabaja en su huerto, de donde obtiene la mayoría de los ingredientes con que prepara diariamente su comida, realizada casi exclusivamente con vegetales, a los que añade cada cierto tiempo algo de cerdo cocido. Tras la comida se reúne con alguno de sus vecinos, y por la noche prepara su cena, ve la televisión o escucha la radio y se acuesta temprano.
Nada de esto sería llamativo si no fuera porque Matsu tiene 99 años y goza de una salud envidiable que le permite vivir sola, como el 80% de los ancianos del archipiélago de coral de Okinawa.
Taira, viuda y madre de tres hijos, uno de ellos fallecido durante la II Guerra Mundial, acude a la entrevista un poco antes que su amiga y vecina Setsuko Taida. Ambas, que llegan ayudándose de sendos andadores, se ríen abiertamente cuando ven las fotos de este reportaje: "No estamos guapas. Se nos ve muy mayores". Setsuko se queja de las manchas oscuras en el rostro que no pueden ocultar las fotografías, y Matsu, también coqueta, lamenta que recientemente le ha salido un bulto grande y redondo en su párpado derecho que el médico ha recomendado no tocar.
Es evidente la complicidad entre las dos, pero su actitud ante la vejez es diferente. Matsu destaca que el próximo 3 de abril alcanzará los 100 años, y aunque está contenta, comenta que no sabe si quiere cumplir ya más. Por el contrario, Setsuko, que llegará a los 92 este 20 de febrero, asegura: "No me importaría alcanzar los 120. Adoro que mis nietos me llamen abuela, abuela. Es una palabra maravillosa, que no me canso de oír. Disfruto jugando con ellos".
Setsuko reconoce que alguna vez ha probado la comida norteamericana -"me gustó mucho"-, pero no se ha decidido a incluirla en su dieta; sin embargo, Matsu afirma tajante: "Las patatas fritas y las hamburguesas no son para mí".
Cerca de ellas vive Teru Kinjo, de 86 años y madre de cinco hijos. Ella confía en llegar a los 105, "la edad que ha cumplido ya mi suegra, aunque en un hospital".
Teru se levanta cada día a las cinco y, después del desayuno, pasea por el vecindario para visitar a sus amigas, cuida su huerto y hace bashofu, un tejido típico de Okinawa, el más antiguo de la isla, que se cree que tiene su origen en el siglo XIII. Al mediodía, cocina y come, para luego echarse una siesta "de dos o tres horas"; por la tarde vuelve a trabajar en el huerto y en el telar; cena y se acuesta pronto, "a las nueve". "Estoy bien. Muy sana porque soy libre. Nada limita mi pensamiento ni mi libertad, hago lo que quiero cuando quiero", asevera serena y sonriente desde el suelo, donde recibe a las periodistas sentada tejiendo en su taller de madera, colindante con su casa.
En la zona, Hatsue Yoshimana, de 85 años y madre de tres hijos, es conocida por sus habilidades culinarias, que le han llevado a crear un delicioso mochi, un pastelito japonés de arroz. La mermelada de flores es otra de las especialidades de esta mujer, que se felicita de "no necesitar comprar casi nada, pues la mayoría de mis alimentos los cultivo en mi huerto". Explica que no coge ni un resfriado y que visita al médico "sólo una vez al año" y únicamente para que le controle una incipiente osteoporosis, que no le impide ir a todas partes en bicicleta o andando.
Las estadísticas no dejan lugar a dudas. Ogimi, de 3.500 habitantes, de los cuales unos noventa cuentan 100 o más años, registra la mayor concentración de centenarios del mundo, según datos de 2006 del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón. Las mujeres viven aquí un promedio de 86 años; los hombres, 79. Los problemas cardiovasculares son escasos, y el índice de infartos, cáncer de mama y de próstata se sitúa muy por debajo de la media nacional. El informe se basa en datos fiables, ya que en cada ciudad, pueblo y aldea de Japón se inscriben los nacimientos, bodas y fallecimientos en un koseki, o registro familiar, desde finales del siglo XIX, que se completa con un censo regular que se efectúa cada cinco años.
Ogimi se encuentra al norte de Okinawa, la prefectura más austral de Japón, integrada por 160 islas de las que 44 están habitadas por 1,3 millones de personas. La zona da a las aguas del Pacífico, que en esa parte recibe el nombre de mar de China Oriental; la selva subtropical cubre tres cuartas partes del pueblo, por el que corren ríos y arroyos, origen de un medio ambiente rico en biodiversidad. A los pies de esas frondosas colinas se extienden los numerosos huertos que cuidan sus venerables propietarios.
La receta para la longevidad de los habitantes de Okinawa parece sustentarse en la conjunción de ciertos genes y en varios elementos clave que conectan mente, cuerpo y espíritu: alimentación adecuada, práctica habitual de ejercicio y una vida tranquila y con sentido espiritual, según señalan los autores del informe El estilo de Okinawa. Cómo la gente más longeva del mundo logra una salud duradera.
La obra sobre los centenarios de la isla es el resultado de las investigaciones que comenzaron en 1976 el geriatra y cardiólogo japonés Makoto Suzuki y los hermanos gemelos estadounidenses Bradley y Craig Willcox, internista y antropólogo, respectivamente. Los tres expertos desentrañan los factores determinantes de la larga vida y afirman que la genética no es determinante, aunque influye en un 30%.
En la comida, estos ancianos evitan casi totalmente los productos animales y dan preferencia a frutas como la papaya y a hortalizas como zanahorias, repollo, cebollas, pimientos verdes y lechuga, más una mezcla de algas y de hierbas como la albahaca. Su alimentación incluye, asimismo, pasta, arroz, maíz y pescado (salmón y atún, ricos en ácidos grasos omega 3, son los favoritos; los suelen comer hasta tres veces al día), mientras que de carne roja y huevos sólo toman unas pocas porciones a la semana.
Todo ello lo acompañan con té verde o negro (ricos en antioxidantes), y evitan la leche y el azúcar; además toman mucha agua (de 8 a 12 vasos diarios) y cúrcuma, una de sus especias favoritas para aderezar las comidas o para beber, a la que se atribuye un sinnúmero de beneficios para la salud.
Es lo que en algunos restaurantes de Okinawa se anuncia en inglés como Okinawan food, slow food, sin apenas grasa ni calorías y, a cambio, muchos vegetales. Ese lema no sólo se refiere a que esta gastronomía tiene su base en la frugalidad, sino también en degustar despacio para que cuando el cerebro reciba la señal de saturación del estómago, habitualmente a los 20 minutos de haber comenzado a comer, no se haya ingerido demasiada cantidad de alimentos.
La moderación, una de las claves de la longevidad de estos ancianos de Okinawa, se conoce con el aforismo inspirado en el confucianismo hara hachi bu, que viene a decir: come hasta que estés lleno al 80%, una garantía para llegar a una edad avanzada con buena salud.
Está claro que no hay una poción mágica. Investigaciones en el Instituto Nacional de Gerontología estadounidense han confirmado que limitar la ingesta de calorías supone un aumento de la esperanza de vida en todas las especies estudiadas, desde la mosca de la fruta hasta los primates. Los habitantes de Okinawa son, probablemente, el mejor ejemplo de población humana que ha aprendido de esa regla.
Además, los vecinos de Ogimi usan, mientras pueden, la bicicleta para trasladarse; un medio de transporte muy extendido en Asia y que en Okinawa resulta muy útil porque es la mejor manera de circular entre los estrechos caminos que separan sus casitas. El ejercicio físico en estas islas es un medio de vida en el que se incluyen los bailes tradicionales, mucha jardinería, pescar, andar y las artes marciales; de hecho, el kárate moderno fue inventado por uno de sus habitantes, Funakoshi Gichin, en la primera mitad del siglo XX, a partir de las artes marciales de Okinawa.
En Ogimi desempeña un papel central el telar de Kijoka, a tres kilómetros. A él acuden regularmente las ancianas, incluidas las centenarias, a mostrar a escolares y a turistas cómo tejer bashofu. Es una de las señales de que los habitantes mayores de estas islas llevan una vida muy relajada. Más claves: meditan habitualmente, lo que les ayuda a relajarse; cultivan el optimismo y el sentido del humor, y mantienen una red tupida de lazos con sus familiares y la comunidad, donde se cuidan unos a otros tanto en el aspecto emocional como en el financiero y social, y en cuyas actividades participan. Subraya el estudio de Suzuki y los hermanos Willcox: "Hay un elemento cultural, y es que la gente de Okinawa forma una comunidad muy unida en la que es importante el yuimaru, que en Japonés significa el círculo de relaciones".
Frente a otras sociedades, los ancianos japoneses afrontan la vejez con la complacencia y el disfrute que el confucianismo y el budismo que impregna sus vidas confiere a los más mayores. Al contrario de lo que sucede en Occidente, en Okinawa los ancianos disfrutan de gran respeto social. Muestra de ello es que, cuando se llega a los 60 años, se celebra el kanreki, o comienzo de la edad mayor feliz; el toukachi, a los 88, y el kajimaya, la mayor fiesta de todas, al alcanzar los 97; en ella los ancianos visten de rojo, como símbolo de regreso a la juventud, y portan un molinete de papel o kajimayaa en un desfile a través del pueblo en el que la gente se les acerca para tocarles o estrechar sus manos, pues piensan que de esa manera compartirán salud y longevidad.
La espiritualidad de los mayores de Okinawa está presente en el aforismo confuciano de evitar comer hasta saciarse, en la meditación y en la relación que guardan con la naturaleza, que les viene de los principios de la filosofía sintoísta. En Japón conviven en plena armonía el sintoísmo, bajo cuyos rituales se suele celebrar el nacimiento y el matrimonio; el budismo, que llegó desde China en el siglo VI, destinado, por lo general, para actos funerarios, y el confucianismo, que considera realizada a la persona en tanto que ser social que ocupa un puesto y desempeña una función en una comunidad.
El confucianismo da gran importancia a los ritos como forma de conservar el pasado mítico legado, como símbolo de jerarquía y poder, como método de autodisciplina y dominio de uno mismo y como garantía de que la sociedad y el Estado funcionan correctamente.
El estudio de los centenarios de Okinawa demuestra que la longevidad es una cuestión más de costumbres que de genes, dado que los propios habitantes de Okinawa han visto reducida dramáticamente su esperanza de vida cuando se han trasladado a vivir al extranjero, como ocurrió con los que fueron reclutados en 1930 para trabajar en las plantaciones de caucho en Brasil, donde consumieron en abundancia carne de vacuno por ser barata, lo que derivó en una expectativa de vida 17 años menor que la de sus vecinos en la isla.
Pese a la gran influencia estadounidense -en Okinawa está desplegada la mayor cifra de fuerzas militares de Estados Unidos en el país asiático, 18.000 efectivos repartidos en nueve bases-, la gente mayor no ha cambiado apenas o nada sus gustos alimenticios; pero no se puede decir lo mismo del resto, que padece, además de exceso de peso, diabetes, tensión alta y tabaquismo. En 2005, la publicación de un censo conmocionó a Okinawa al revelar que la esperanza de vida de los hombres de la isla cayó hasta el puesto 26 de la clasificación mundial y hasta el último de Japón por el aumento de la tasa de suicidios, que llegó ese año a 27,5 por cada 100.000 habitantes.
Las cosas están cambiando. El índice de suicidios se incrementa en Okinawa mientras disminuye en el resto de Japón, y afecta especialmente a la generación de los nacidos entre 1946 y 1949 por encontrarse en el momento crítico en sus vidas, en que hacen frente a su próxima jubilación y en que son más susceptibles a desarrollar depresión por la edad, aseveran responsables del Centro de Bienestar Psiquiátrico de Okinawa.
Suzuki ha subrayado "la paradoja de Okinawa", es decir, la curiosa convivencia de los jóvenes fumadores y obesos por adoptar la forma de vida estadounidense de desplazarse siempre en automóvil, pasar el tiempo libre en centros comerciales e ingerir comida basura, y las personas más longevas del mundo que llegan a esas edades en excelente estado físico y mental.
El experto establece una relación directa causa-efecto entre la instalación de las bases estadounidenses en Okinawa y la pérdida de las saludables costumbres. El primer McDonald's de Japón no se abrió en Tokio, sino en esa isla en 1976, que hoy cuenta con el mayor porcentaje de hamburgueserías de todo el país (8,19 por 100.000 habitantes). Concluye Suzuki: "Los mayores están viviendo más tiempo, pero los jóvenes están muriendo cada vez más jóvenes".
Fuente: http://www.elpais.com/articulo/portada/secreto/vivir/anos/elpepusoceps/20080210elpepspor_11/Tes
"Shangri-La, cuyos habitantes tienen cientos de años, es una invención del escritor británico James Milton (1900-1954) en su novela de 1933 Horizontes perdidos. Pero el pueblo japonés de Ogimi es quizá el lugar real que más se parece a ese paraíso, con la mayor concentración de centenarios del mundo, que gozan de buena salud y viven en un clima subtropical de vegetación exuberante frente a las aguas que adquieren tonos turquesas en esa zona del océano Pacífico que baña sus playas.
La noticia en otros webs
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Matsu Taira se despierta cada mañana a las seis, se asea, desayuna, arregla la casa y hasta el mediodía trabaja en su huerto, de donde obtiene la mayoría de los ingredientes con que prepara diariamente su comida, realizada casi exclusivamente con vegetales, a los que añade cada cierto tiempo algo de cerdo cocido. Tras la comida se reúne con alguno de sus vecinos, y por la noche prepara su cena, ve la televisión o escucha la radio y se acuesta temprano.
Nada de esto sería llamativo si no fuera porque Matsu tiene 99 años y goza de una salud envidiable que le permite vivir sola, como el 80% de los ancianos del archipiélago de coral de Okinawa.
Taira, viuda y madre de tres hijos, uno de ellos fallecido durante la II Guerra Mundial, acude a la entrevista un poco antes que su amiga y vecina Setsuko Taida. Ambas, que llegan ayudándose de sendos andadores, se ríen abiertamente cuando ven las fotos de este reportaje: "No estamos guapas. Se nos ve muy mayores". Setsuko se queja de las manchas oscuras en el rostro que no pueden ocultar las fotografías, y Matsu, también coqueta, lamenta que recientemente le ha salido un bulto grande y redondo en su párpado derecho que el médico ha recomendado no tocar.
Es evidente la complicidad entre las dos, pero su actitud ante la vejez es diferente. Matsu destaca que el próximo 3 de abril alcanzará los 100 años, y aunque está contenta, comenta que no sabe si quiere cumplir ya más. Por el contrario, Setsuko, que llegará a los 92 este 20 de febrero, asegura: "No me importaría alcanzar los 120. Adoro que mis nietos me llamen abuela, abuela. Es una palabra maravillosa, que no me canso de oír. Disfruto jugando con ellos".
Setsuko reconoce que alguna vez ha probado la comida norteamericana -"me gustó mucho"-, pero no se ha decidido a incluirla en su dieta; sin embargo, Matsu afirma tajante: "Las patatas fritas y las hamburguesas no son para mí".
Cerca de ellas vive Teru Kinjo, de 86 años y madre de cinco hijos. Ella confía en llegar a los 105, "la edad que ha cumplido ya mi suegra, aunque en un hospital".
Teru se levanta cada día a las cinco y, después del desayuno, pasea por el vecindario para visitar a sus amigas, cuida su huerto y hace bashofu, un tejido típico de Okinawa, el más antiguo de la isla, que se cree que tiene su origen en el siglo XIII. Al mediodía, cocina y come, para luego echarse una siesta "de dos o tres horas"; por la tarde vuelve a trabajar en el huerto y en el telar; cena y se acuesta pronto, "a las nueve". "Estoy bien. Muy sana porque soy libre. Nada limita mi pensamiento ni mi libertad, hago lo que quiero cuando quiero", asevera serena y sonriente desde el suelo, donde recibe a las periodistas sentada tejiendo en su taller de madera, colindante con su casa.
En la zona, Hatsue Yoshimana, de 85 años y madre de tres hijos, es conocida por sus habilidades culinarias, que le han llevado a crear un delicioso mochi, un pastelito japonés de arroz. La mermelada de flores es otra de las especialidades de esta mujer, que se felicita de "no necesitar comprar casi nada, pues la mayoría de mis alimentos los cultivo en mi huerto". Explica que no coge ni un resfriado y que visita al médico "sólo una vez al año" y únicamente para que le controle una incipiente osteoporosis, que no le impide ir a todas partes en bicicleta o andando.
Las estadísticas no dejan lugar a dudas. Ogimi, de 3.500 habitantes, de los cuales unos noventa cuentan 100 o más años, registra la mayor concentración de centenarios del mundo, según datos de 2006 del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón. Las mujeres viven aquí un promedio de 86 años; los hombres, 79. Los problemas cardiovasculares son escasos, y el índice de infartos, cáncer de mama y de próstata se sitúa muy por debajo de la media nacional. El informe se basa en datos fiables, ya que en cada ciudad, pueblo y aldea de Japón se inscriben los nacimientos, bodas y fallecimientos en un koseki, o registro familiar, desde finales del siglo XIX, que se completa con un censo regular que se efectúa cada cinco años.
Ogimi se encuentra al norte de Okinawa, la prefectura más austral de Japón, integrada por 160 islas de las que 44 están habitadas por 1,3 millones de personas. La zona da a las aguas del Pacífico, que en esa parte recibe el nombre de mar de China Oriental; la selva subtropical cubre tres cuartas partes del pueblo, por el que corren ríos y arroyos, origen de un medio ambiente rico en biodiversidad. A los pies de esas frondosas colinas se extienden los numerosos huertos que cuidan sus venerables propietarios.
La receta para la longevidad de los habitantes de Okinawa parece sustentarse en la conjunción de ciertos genes y en varios elementos clave que conectan mente, cuerpo y espíritu: alimentación adecuada, práctica habitual de ejercicio y una vida tranquila y con sentido espiritual, según señalan los autores del informe El estilo de Okinawa. Cómo la gente más longeva del mundo logra una salud duradera.
La obra sobre los centenarios de la isla es el resultado de las investigaciones que comenzaron en 1976 el geriatra y cardiólogo japonés Makoto Suzuki y los hermanos gemelos estadounidenses Bradley y Craig Willcox, internista y antropólogo, respectivamente. Los tres expertos desentrañan los factores determinantes de la larga vida y afirman que la genética no es determinante, aunque influye en un 30%.
En la comida, estos ancianos evitan casi totalmente los productos animales y dan preferencia a frutas como la papaya y a hortalizas como zanahorias, repollo, cebollas, pimientos verdes y lechuga, más una mezcla de algas y de hierbas como la albahaca. Su alimentación incluye, asimismo, pasta, arroz, maíz y pescado (salmón y atún, ricos en ácidos grasos omega 3, son los favoritos; los suelen comer hasta tres veces al día), mientras que de carne roja y huevos sólo toman unas pocas porciones a la semana.
Todo ello lo acompañan con té verde o negro (ricos en antioxidantes), y evitan la leche y el azúcar; además toman mucha agua (de 8 a 12 vasos diarios) y cúrcuma, una de sus especias favoritas para aderezar las comidas o para beber, a la que se atribuye un sinnúmero de beneficios para la salud.
Es lo que en algunos restaurantes de Okinawa se anuncia en inglés como Okinawan food, slow food, sin apenas grasa ni calorías y, a cambio, muchos vegetales. Ese lema no sólo se refiere a que esta gastronomía tiene su base en la frugalidad, sino también en degustar despacio para que cuando el cerebro reciba la señal de saturación del estómago, habitualmente a los 20 minutos de haber comenzado a comer, no se haya ingerido demasiada cantidad de alimentos.
La moderación, una de las claves de la longevidad de estos ancianos de Okinawa, se conoce con el aforismo inspirado en el confucianismo hara hachi bu, que viene a decir: come hasta que estés lleno al 80%, una garantía para llegar a una edad avanzada con buena salud.
Está claro que no hay una poción mágica. Investigaciones en el Instituto Nacional de Gerontología estadounidense han confirmado que limitar la ingesta de calorías supone un aumento de la esperanza de vida en todas las especies estudiadas, desde la mosca de la fruta hasta los primates. Los habitantes de Okinawa son, probablemente, el mejor ejemplo de población humana que ha aprendido de esa regla.
Además, los vecinos de Ogimi usan, mientras pueden, la bicicleta para trasladarse; un medio de transporte muy extendido en Asia y que en Okinawa resulta muy útil porque es la mejor manera de circular entre los estrechos caminos que separan sus casitas. El ejercicio físico en estas islas es un medio de vida en el que se incluyen los bailes tradicionales, mucha jardinería, pescar, andar y las artes marciales; de hecho, el kárate moderno fue inventado por uno de sus habitantes, Funakoshi Gichin, en la primera mitad del siglo XX, a partir de las artes marciales de Okinawa.
En Ogimi desempeña un papel central el telar de Kijoka, a tres kilómetros. A él acuden regularmente las ancianas, incluidas las centenarias, a mostrar a escolares y a turistas cómo tejer bashofu. Es una de las señales de que los habitantes mayores de estas islas llevan una vida muy relajada. Más claves: meditan habitualmente, lo que les ayuda a relajarse; cultivan el optimismo y el sentido del humor, y mantienen una red tupida de lazos con sus familiares y la comunidad, donde se cuidan unos a otros tanto en el aspecto emocional como en el financiero y social, y en cuyas actividades participan. Subraya el estudio de Suzuki y los hermanos Willcox: "Hay un elemento cultural, y es que la gente de Okinawa forma una comunidad muy unida en la que es importante el yuimaru, que en Japonés significa el círculo de relaciones".
Frente a otras sociedades, los ancianos japoneses afrontan la vejez con la complacencia y el disfrute que el confucianismo y el budismo que impregna sus vidas confiere a los más mayores. Al contrario de lo que sucede en Occidente, en Okinawa los ancianos disfrutan de gran respeto social. Muestra de ello es que, cuando se llega a los 60 años, se celebra el kanreki, o comienzo de la edad mayor feliz; el toukachi, a los 88, y el kajimaya, la mayor fiesta de todas, al alcanzar los 97; en ella los ancianos visten de rojo, como símbolo de regreso a la juventud, y portan un molinete de papel o kajimayaa en un desfile a través del pueblo en el que la gente se les acerca para tocarles o estrechar sus manos, pues piensan que de esa manera compartirán salud y longevidad.
La espiritualidad de los mayores de Okinawa está presente en el aforismo confuciano de evitar comer hasta saciarse, en la meditación y en la relación que guardan con la naturaleza, que les viene de los principios de la filosofía sintoísta. En Japón conviven en plena armonía el sintoísmo, bajo cuyos rituales se suele celebrar el nacimiento y el matrimonio; el budismo, que llegó desde China en el siglo VI, destinado, por lo general, para actos funerarios, y el confucianismo, que considera realizada a la persona en tanto que ser social que ocupa un puesto y desempeña una función en una comunidad.
El confucianismo da gran importancia a los ritos como forma de conservar el pasado mítico legado, como símbolo de jerarquía y poder, como método de autodisciplina y dominio de uno mismo y como garantía de que la sociedad y el Estado funcionan correctamente.
El estudio de los centenarios de Okinawa demuestra que la longevidad es una cuestión más de costumbres que de genes, dado que los propios habitantes de Okinawa han visto reducida dramáticamente su esperanza de vida cuando se han trasladado a vivir al extranjero, como ocurrió con los que fueron reclutados en 1930 para trabajar en las plantaciones de caucho en Brasil, donde consumieron en abundancia carne de vacuno por ser barata, lo que derivó en una expectativa de vida 17 años menor que la de sus vecinos en la isla.
Pese a la gran influencia estadounidense -en Okinawa está desplegada la mayor cifra de fuerzas militares de Estados Unidos en el país asiático, 18.000 efectivos repartidos en nueve bases-, la gente mayor no ha cambiado apenas o nada sus gustos alimenticios; pero no se puede decir lo mismo del resto, que padece, además de exceso de peso, diabetes, tensión alta y tabaquismo. En 2005, la publicación de un censo conmocionó a Okinawa al revelar que la esperanza de vida de los hombres de la isla cayó hasta el puesto 26 de la clasificación mundial y hasta el último de Japón por el aumento de la tasa de suicidios, que llegó ese año a 27,5 por cada 100.000 habitantes.
Las cosas están cambiando. El índice de suicidios se incrementa en Okinawa mientras disminuye en el resto de Japón, y afecta especialmente a la generación de los nacidos entre 1946 y 1949 por encontrarse en el momento crítico en sus vidas, en que hacen frente a su próxima jubilación y en que son más susceptibles a desarrollar depresión por la edad, aseveran responsables del Centro de Bienestar Psiquiátrico de Okinawa.
Suzuki ha subrayado "la paradoja de Okinawa", es decir, la curiosa convivencia de los jóvenes fumadores y obesos por adoptar la forma de vida estadounidense de desplazarse siempre en automóvil, pasar el tiempo libre en centros comerciales e ingerir comida basura, y las personas más longevas del mundo que llegan a esas edades en excelente estado físico y mental.
El experto establece una relación directa causa-efecto entre la instalación de las bases estadounidenses en Okinawa y la pérdida de las saludables costumbres. El primer McDonald's de Japón no se abrió en Tokio, sino en esa isla en 1976, que hoy cuenta con el mayor porcentaje de hamburgueserías de todo el país (8,19 por 100.000 habitantes). Concluye Suzuki: "Los mayores están viviendo más tiempo, pero los jóvenes están muriendo cada vez más jóvenes".
Fuente: http://www.elpais.com/articulo/portada/secreto/vivir/anos/elpepusoceps/20080210elpepspor_11/Tes
Tsurara-Oikawa- Mensajes : 2526
Fecha de inscripción : 17/07/2011
Edad : 26
Localización : Ukyoe con Rikuo-sama XD
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Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
¡Woooooow!
Lo que en verdad sería imposible es que vivas 200 años o por ahí...
Lo que en verdad sería imposible es que vivas 200 años o por ahí...
Layre Lovelock- Mensajes : 592
Fecha de inscripción : 27/09/2011
Localización : Londres, Inglaterra. Observando el London Bridge.
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Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
sugoiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii como sera vivir 100 años? seria estupendamente genial :3
jessyrukilove- Mensajes : 372
Fecha de inscripción : 06/10/2011
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Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
Quien sabe... Depende de como vivas la vida (?) XDDD pues hay que comer frurtas y verduras niñas para crecer grandes, fuertes y más de 100 años xD
Tsurara-Oikawa- Mensajes : 2526
Fecha de inscripción : 17/07/2011
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Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
jejeje .. pero a la vez no ma gustaria.... yo quisiera morir a lado del hobre a quien amo :')
jessyrukilove- Mensajes : 372
Fecha de inscripción : 06/10/2011
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Personajes: Rukia Kuchiki / Ichigo Kurosaki
Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
Pues has que ese hombre llevé una vida saludable igual que tu XDD
Comida para vivir cien años:
Los ancianos de Okinawa coinciden que para llegar a los cien años, hay un secreto fundamental: la gastronomía.
El melón amargo, o "goya", la que se considera la fruta más característica de la gastronomía local. Foto EFE
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Madrid, España.- Todavía hoy, los centenarios de Okinawa dicen "kusuimun" o "nuchigusui" para referirse a la comida, lo que en "uchina guchi", la antigua lengua del archipiélago más austral de Japón, significa medicina o medicina vital.
Durante siglos el estilo de vida de los extraordinariamente longevos habitantes de estas islas se ha sustentado en tres pilares: la actividad física diaria, un ritmo de vida relajado y una buena alimentación.
En este campo, los ingredientes, las técnicas para cocinar los alimentos y el espíritu del "Ishoku Dogen", que puede traducirse por "Comer sano para prevenir la enfermedad", han evolucionado al ritmo del rico intercambio cultural y comercial de este archipiélago con China, la península coreana, el Sureste Asiático y el resto de Japón.
El abundante consumo de vegetales y pescado es tan esencial en la frugal dieta okinawense como el hábito del "hara hachi bu", que significa que uno debe comer hasta que se siente lleno "al 80 por ciento", para limitar la ingesta de calorías.
También es importante el clima subtropical de las islas, que permite el cultivo abundante de frutas como la piña, la papaya, la guayaba o la "shikwasa", también llamada mandarina de Taiwan, cuya ingesta ayuda a limitar la acción de los radicales libres, que oxidan el organismo.
GASTRONOMÍA LOCAL
Sin embargo, es el melón amargo, o "goya", la que se considera la fruta más característica de la gastronomía local y una de las más saludables, con propiedades que se han estudiado en investigaciones sobre el cáncer, la diabetes o el sistema cardiovascular.
Similar a un pepino arrugado, su forma de presentación típica es el "goya chanpuru" o revuelto de "goya", un plato que se ha popularizado en todo Japón y que suele llevar además tofu, brotes de soja, huevo y carne o pescado.
Es frecuente en Okinawa acompañar el chanpuru con una pequeña ración de "umibudo", el alga más consumida en la región, cuyo nombre ("uvas del mar", en japonés) se debe a su parecido con un pequeño racimo de color verde.
Aunque se puede aderezar con salsa de soja o vinagre de arroz, el gusto ligeramente salado del "umibudo" resulta apenas perceptible, sobre todo en comparación con el "tofuyo", tofu añejado y fermentado que constituye otro de los entremeses típicos de estas islas y cuyo sabor recuerda a un queso fuerte.
BEBIDA ESPECIAL
Los lugareños aseguran que una buena manera de disfrutar el "tofuyo" es con un vaso de "awamori", bebida de arroz que siguen destilando los lugareños con el mismo método introducido desde Tailandia en el siglo XV, lo que implica el uso de grano tailandés en lugar de la variedad japonesa.
Aunque los expertos duden de las propiedades beneficiosas de una bebida que ronda los 40 grados de contenido alcohólico, y que en ocasiones puede superar los 60, los lugareños le atribuyen a su versión más exótica, el "habushu", propiedades medicinales desde hace generaciones.
Las tiendas que lo venden en Okinawa bien parecen bazares de curandero, puesto que el secreto del "habushu" es la víbora que va dentro de la botella, que puede ser ahogada en el propio licor o previamente destripada e introducida después.
Por su parte, el "beni imo", o batata morada, cuyo alto valor nutritivo ha sustentado a la población durante las hambrunas que han azotado a la que aún es la provincia más pobre de Japón, es además uno de los ingredientes más saludables de estas islas.
Desde croquetas hasta tartas o helados, los okinawenses emplean en diversas especialidades este tubérculo, rico en beta caroteno y antioxidantes y cuyas supuestas propiedades para controlar el apetito están siendo estudiadas.
En la gastronomía local también tiene cabida la carne, como demuestran especialidades como la cabra ("yagi") servida en forma de sashimi (cruda) y, sobre todo, las múltiples recetas hechas con cerdo.
Un popular refrán que afirma que los okinawenses se comen todo del cerdo, "excepto las pezuñas y el chillido", cobra especial significado al visitar el mercado de Makishi, situado en Naha, la capital de la provincia.
Además de una ingente cantidad de pescados tropicales como el Gurukun (pez plátano), en esta lonja se puede adquirir cualquier parte imaginable de la anatomía porcina.
Una vez en la olla, los okinawenses cuecen la carne del cerdo durante horas para eliminar la grasa y preparar platos como el "rafute": gruesos cortes de panceta cocidos en caldo de pescado y salsa de soja.
El "soki", o costillar, también se cocina durante unas tres o cuatro horas en una mezcla de awamori, salsa de soja y azúcar, y suele ser ingrediente común en el soba de Okinawa, que consiste en fideos de trigo flotando en un caldo preparado con bonito seco y huesos de cerdo o pollo.
Muchos de los restaurantes que hoy sirven soba de Okinawa también ofrecen la última incorporación a la comida del archipiélago: el "taco rice" o "arroz taco", que entra casi en la clasificación de comida rápida.
Se desconoce su origen exacto, pero se dice que este plato que mezcla un ingrediente típico de la zona (arroz) con los de un burrito "tex-mex" (carne de ternera sazonada, lechuga, tomate, queso) surgió en los años sesenta en torno a las numerosas bases estadounidenses que hay en la isla principal de Okinawa.
DESTACADOS:
* Desde croquetas hasta tartas o helados, los okinawenses emplean en diversas especialidades el "beni imo", o batata morada, un tubérculo rico en beta caroteno y antioxidantes y cuyas supuestas propiedades para controlar el apetito están siendo estudiadas
* El clima subtropical de las islas, que permite el cultivo abundante de frutas como la piña, la papaya, la guayaba o la "shikwasa", también llamada mandarina de Taiwan, cuya ingesta ayuda a limitar la acción de los radicales libres, que oxidan el organismo.
* Los okinawenses cuecen la carne del cerdo durante horas para eliminar la grasa y preparar platos como el "rafute": gruesos cortes de panceta cocidos en caldo de pescado y salsa de soja.
El melón amargo, o "goya", la que se considera la fruta más característica de la gastronomía local.:
Fuente: http://www.vanguardia.com.mx/comidaparavivircienanos-1108814.html
Comida para vivir cien años:
Los ancianos de Okinawa coinciden que para llegar a los cien años, hay un secreto fundamental: la gastronomía.
El melón amargo, o "goya", la que se considera la fruta más característica de la gastronomía local. Foto EFE
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Madrid, España.- Todavía hoy, los centenarios de Okinawa dicen "kusuimun" o "nuchigusui" para referirse a la comida, lo que en "uchina guchi", la antigua lengua del archipiélago más austral de Japón, significa medicina o medicina vital.
Durante siglos el estilo de vida de los extraordinariamente longevos habitantes de estas islas se ha sustentado en tres pilares: la actividad física diaria, un ritmo de vida relajado y una buena alimentación.
En este campo, los ingredientes, las técnicas para cocinar los alimentos y el espíritu del "Ishoku Dogen", que puede traducirse por "Comer sano para prevenir la enfermedad", han evolucionado al ritmo del rico intercambio cultural y comercial de este archipiélago con China, la península coreana, el Sureste Asiático y el resto de Japón.
El abundante consumo de vegetales y pescado es tan esencial en la frugal dieta okinawense como el hábito del "hara hachi bu", que significa que uno debe comer hasta que se siente lleno "al 80 por ciento", para limitar la ingesta de calorías.
También es importante el clima subtropical de las islas, que permite el cultivo abundante de frutas como la piña, la papaya, la guayaba o la "shikwasa", también llamada mandarina de Taiwan, cuya ingesta ayuda a limitar la acción de los radicales libres, que oxidan el organismo.
GASTRONOMÍA LOCAL
Sin embargo, es el melón amargo, o "goya", la que se considera la fruta más característica de la gastronomía local y una de las más saludables, con propiedades que se han estudiado en investigaciones sobre el cáncer, la diabetes o el sistema cardiovascular.
Similar a un pepino arrugado, su forma de presentación típica es el "goya chanpuru" o revuelto de "goya", un plato que se ha popularizado en todo Japón y que suele llevar además tofu, brotes de soja, huevo y carne o pescado.
Es frecuente en Okinawa acompañar el chanpuru con una pequeña ración de "umibudo", el alga más consumida en la región, cuyo nombre ("uvas del mar", en japonés) se debe a su parecido con un pequeño racimo de color verde.
Aunque se puede aderezar con salsa de soja o vinagre de arroz, el gusto ligeramente salado del "umibudo" resulta apenas perceptible, sobre todo en comparación con el "tofuyo", tofu añejado y fermentado que constituye otro de los entremeses típicos de estas islas y cuyo sabor recuerda a un queso fuerte.
BEBIDA ESPECIAL
Los lugareños aseguran que una buena manera de disfrutar el "tofuyo" es con un vaso de "awamori", bebida de arroz que siguen destilando los lugareños con el mismo método introducido desde Tailandia en el siglo XV, lo que implica el uso de grano tailandés en lugar de la variedad japonesa.
Aunque los expertos duden de las propiedades beneficiosas de una bebida que ronda los 40 grados de contenido alcohólico, y que en ocasiones puede superar los 60, los lugareños le atribuyen a su versión más exótica, el "habushu", propiedades medicinales desde hace generaciones.
Las tiendas que lo venden en Okinawa bien parecen bazares de curandero, puesto que el secreto del "habushu" es la víbora que va dentro de la botella, que puede ser ahogada en el propio licor o previamente destripada e introducida después.
Por su parte, el "beni imo", o batata morada, cuyo alto valor nutritivo ha sustentado a la población durante las hambrunas que han azotado a la que aún es la provincia más pobre de Japón, es además uno de los ingredientes más saludables de estas islas.
Desde croquetas hasta tartas o helados, los okinawenses emplean en diversas especialidades este tubérculo, rico en beta caroteno y antioxidantes y cuyas supuestas propiedades para controlar el apetito están siendo estudiadas.
En la gastronomía local también tiene cabida la carne, como demuestran especialidades como la cabra ("yagi") servida en forma de sashimi (cruda) y, sobre todo, las múltiples recetas hechas con cerdo.
Un popular refrán que afirma que los okinawenses se comen todo del cerdo, "excepto las pezuñas y el chillido", cobra especial significado al visitar el mercado de Makishi, situado en Naha, la capital de la provincia.
Además de una ingente cantidad de pescados tropicales como el Gurukun (pez plátano), en esta lonja se puede adquirir cualquier parte imaginable de la anatomía porcina.
Una vez en la olla, los okinawenses cuecen la carne del cerdo durante horas para eliminar la grasa y preparar platos como el "rafute": gruesos cortes de panceta cocidos en caldo de pescado y salsa de soja.
El "soki", o costillar, también se cocina durante unas tres o cuatro horas en una mezcla de awamori, salsa de soja y azúcar, y suele ser ingrediente común en el soba de Okinawa, que consiste en fideos de trigo flotando en un caldo preparado con bonito seco y huesos de cerdo o pollo.
Muchos de los restaurantes que hoy sirven soba de Okinawa también ofrecen la última incorporación a la comida del archipiélago: el "taco rice" o "arroz taco", que entra casi en la clasificación de comida rápida.
Se desconoce su origen exacto, pero se dice que este plato que mezcla un ingrediente típico de la zona (arroz) con los de un burrito "tex-mex" (carne de ternera sazonada, lechuga, tomate, queso) surgió en los años sesenta en torno a las numerosas bases estadounidenses que hay en la isla principal de Okinawa.
DESTACADOS:
* Desde croquetas hasta tartas o helados, los okinawenses emplean en diversas especialidades el "beni imo", o batata morada, un tubérculo rico en beta caroteno y antioxidantes y cuyas supuestas propiedades para controlar el apetito están siendo estudiadas
* El clima subtropical de las islas, que permite el cultivo abundante de frutas como la piña, la papaya, la guayaba o la "shikwasa", también llamada mandarina de Taiwan, cuya ingesta ayuda a limitar la acción de los radicales libres, que oxidan el organismo.
* Los okinawenses cuecen la carne del cerdo durante horas para eliminar la grasa y preparar platos como el "rafute": gruesos cortes de panceta cocidos en caldo de pescado y salsa de soja.
El melón amargo, o "goya", la que se considera la fruta más característica de la gastronomía local.:
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Fuente: http://www.vanguardia.com.mx/comidaparavivircienanos-1108814.html
Tsurara-Oikawa- Mensajes : 2526
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Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
alguien me puede decir donde comprar una goya?? alguien..???? en el tianguis quiza????.. bueno creo que ya falle en la comida -w-, lo de la serpiente me dio asco >o< se puede sustituir por un del valle de durazno???!!!! XD
jessyrukilove- Mensajes : 372
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Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
Comeré muchos de esos pepinos extraños (o lo que sean)... mi deseo es vivir más de 500 años xDDD.
Buen aporte ;D
Buen aporte ;D
Rena Ryuugu- Mensajes : 240
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Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
Cambie un poco de opinion.
Tal vez no sea tan bueno vivir mas de 100 años o más debe de ser muy molesto sentirte cansado.
Pero leyendo este tema esas personas creo que no sienten ni el minimo cansancio, asi que debe de ser interesante vivir así.......
Tal vez no sea tan bueno vivir mas de 100 años o más debe de ser muy molesto sentirte cansado.
Pero leyendo este tema esas personas creo que no sienten ni el minimo cansancio, asi que debe de ser interesante vivir así.......
Layre Lovelock- Mensajes : 592
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Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
debe ser increible vivir mas de 100 años,podrias ver como crecen tus nietos y hasta ver a tus tatatara nietos en carne y hueso!
Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
Jajajajajaja si, sería bueno ¿Qué tal si conozco a un yokai? ò_ó xDD
"Se llama mariana, vive en Angostura Sinaloa y dice tener 119 años de edad. Pudiera ser hasta hoy la mas anciana del mundo"
No estoy muy segura de que tenga esa edad, pero en uno de los comentarios dice que su familia encontró un "pergamino" (pues antes no había actas de nacimiento) que decía su edad o____ó o algo así xDD
"Se llama mariana, vive en Angostura Sinaloa y dice tener 119 años de edad. Pudiera ser hasta hoy la mas anciana del mundo"
No estoy muy segura de que tenga esa edad, pero en uno de los comentarios dice que su familia encontró un "pergamino" (pues antes no había actas de nacimiento) que decía su edad o____ó o algo así xDD
Tsurara-Oikawa- Mensajes : 2526
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Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
oooooooooohhhh
eso es genialosamente raro !!
me encanta XD
eso es genialosamente raro !!
me encanta XD
Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
Subarashī!!!!!!!!!!!!!
Ese video me dejo mpactada!!!!
Shikashi...¿en verdad se podra vivir tanto tiempo....incluso MAS que la señora???
Pero en serio ese video....genial...que interesante tema..
Ese video me dejo mpactada!!!!
Shikashi...¿en verdad se podra vivir tanto tiempo....incluso MAS que la señora???
Pero en serio ese video....genial...que interesante tema..
Layre Lovelock- Mensajes : 592
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Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
Pues, no lo sé...No estoy tan vieja (?) xDD yo digo que sí, pero ya saben, debemos tener una vida mucho más saludables...Esa es la clave para vivir ctantos años como mi zorra favorita (Hagoromo Gitsune ) XD
Qué bien que les gustó el tema ;D
Qué bien que les gustó el tema ;D
Tsurara-Oikawa- Mensajes : 2526
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Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
Ay dios!~ pss prefiero vivir mi vida bien y feliz xD sin importar los años que viva; aunque claro, manteniendo un balance alimenticio saludable no sigan mi ejemplo xD de no dormir mas de 40 horas seguidas xD es horrible [a menos que sea en algo que les guste ] y no coman cualquier cosas con tal de tener algo en la panza D:
Recuerdo cuando queria ser vegetariana... fue un total fail xD
Excelente reportaje Tsurara-chian :3
Recuerdo cuando queria ser vegetariana... fue un total fail xD
Excelente reportaje Tsurara-chian :3
Re: El secreto de vivir más de 100 años (Reportaje:Okinawa)
xDD Ok, comeré bien y dormiré mucho (?)
Por nada ;D veré si puedo encontarr más cosas así ^^
Por nada ;D veré si puedo encontarr más cosas así ^^
Tsurara-Oikawa- Mensajes : 2526
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Jue Feb 14, 2013 3:44 am por .mayuboó
» Asesina al de arriba
Jue Feb 14, 2013 2:32 am por .mayuboó
» ¿que estabas haciendo antes de leer esto?
Jue Feb 14, 2013 2:31 am por .mayuboó
» Contar hasta 1.000!!!
Jue Feb 14, 2013 2:30 am por .mayuboó
» ¡Alóh,Alóh!
Vie Nov 23, 2012 4:42 pm por Tsurara-Oikawa
» Lucky Star's version
Lun Jul 09, 2012 1:11 pm por .mayuboó
» El verano lo que nos hace
Vie Jul 06, 2012 11:05 pm por laura_Xuliya
» En la tienda de animales.
Vie Jul 06, 2012 11:04 pm por laura_Xuliya
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Jue Jul 05, 2012 9:31 pm por laura_Xuliya